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La cerveza está presente en la restauración casi a la misma altura que el vino, ya sean industriales o artesanales. Tal vez por ello, en los últimos años han proliferado las micro cerveceras artesanas que están ofreciendo a los consumidores una gran número de marcas que abarcan todos los tipos y estilos que podamos imaginar. Y de eso irá la cata de hoy, darnos un paseo por el mundo de la cerveza descubriendo las diferentes características señoriales según el tipo o estilo al que pertenezcan, así nos lo cuenta Inmaculada Talaverano.

La primera cerveza de la tarde es tipo LAGER, Heineken. Es una cerveza de color amarillo claro y brillante, y una espuma blanca intensa, cremosa y persistente en el vaso, dejando claros anillos a medida que se consume. En nariz apreciamos notas de lúpulo y masa de pan. De intensidad media-baja su complejidad es escasa. En la boca es poco amarga y ligeramente dulzona. El carbónico apreciable pero el grado alcohólico pasa desapercibido, muy bien integrado. Una cerveza ideal para el aperitivo.

De una cerveza tipo LAGER como la anterior, pasamos a una de fermentación espontánea: una LAMBIC. De las más conocidas a nivel nacional catamos Mort Subite. De marcado color rojo cereza, con espuma de la misma tonalidad, poco consistente pero dejando marcas en el vaso durante su consumo. Cerveza poco vivaz por su bajo contenido en carbónico, con aroma limpio a cerezas maduras y sabor dulce y persistente. Es muy ligera en la boca y el final es muy agradable debido a su dulzor.

Continuamos con una cerveza elaborada con trigo de tipo ALE, Belona Trigo. Destacan rápidamente sus aromas a plátano y clavo, propios de las cervezas elaboradas con este cereal. Es una cerveza fresca, con una carga alcohólica media y sabores frutales y cítricos. Está elaborada siguiendo los estilos de las cervezas de las zonas de Baviera y Bélgica.

De la zona de la Serena catamos La Bicha Serena, estilo BLONDE ALE. Cerveza de un bonito color ambarino, algo turbia, con una espuma de color marfil con gran persistencia. El tamaño pequeño de su burbuja es muy agradable en boca. Destacan sus aromas frutales al principio con algo de cítricos, dando paso después a los tostados de la malta. En boca sobresalen los torrefactos, el regaliz, con buena acidez y un alcohol muy integrado. Resalta el amargor con su gran persistencia. Ideal para calmar la sed y repetir.

Dentro de las cervezas de estilo Abadía, catamos Affligem Dubbel. Una cerveza de color caoba, con una espuma hueso y burbuja muy fina, de persistencia media. En la nariz no aparecen muchos los lúpulos aunque sorprenden un poco de florales. Algo de aromas a maltas tostadas, pero predominan los aromas de fermentación a fruta muy madura, higos, orejones. En boca aparecen los tostados, algo de regaliz, con sensación de amargor y una persistencia media.

De estilo American Blonde Ale, probamos La rubia tonta. Una cerveza que destaca por su agradable sabor con toques cítricos. Posee un bonito color dorado oscuro, con la espuma blanco hueso, muy fina y de persistencia media. Los aromas que le aportan los lúpulos son muy frescos, con toques dulces que recuerdan a la miel, pero sin perder los cítricos como la lima. Las maltas nos recuerdan al pan tostado, caramelo y regaliz. Al tragarla el amargor es poco persistente y en la retronasal nos aparecen los aromas dulces como el de la fruta en almíbar.

El éxito de Azarías, una Brown Ale, se debe a ser una cerveza pura y casta extremeña, robusta y extrema. Con su color ámbar intenso y espuma marfil, desarrolla un potente aroma con recuerdos azucarados y tenues herbales, recordando de manera muy sutil a los caramelos de violetas. Se confirma la impresión con un profundo amargor pero bien equilibrada, con sabor a «Extremadura». Una impresionante densidad para disfrutar del sabor a malta, regaliz y café natural. Su carácter único y original se disfruta en cada trago.

Terapia es una cerveza de estilo IPA (American Pale Ale). Emana un sugerente perfume con tan solo servirla. Se presenta una cerveza de color avellana, espuma fina y persistente. Con intensos aromas a fruta de la pasión, mango, maracuyá y flor de azahar, aportados por lúpulos americanos en diferentes fases del proceso de elaboración. Sigue sorprendiendo en boca con un con marcado amargor que rivaliza con su elevado grado alcohólico (º), pero remiten en equilibrio para mayor satisfacción del catador, haciéndola potente y muy agradable.

Y por último la tercera cerveza de Ballut, Zaina, estilo Porter. De color oscuro zaino, espuma beige, cremosa y persistente, su aspecto refleja fielmente el aroma a maltas tostadas casi torrefactadas, expresándose en café, regaliz, cacao y frutos secos. En boca la misma sensación inunda nuestro paladar, nota amarga pero agradable con final ligeramente dulce del higo que se añade en la cocción durante la elaboración. En boca es muy sedosa, ligeramente amarga y con mucho cuerpo.

Fdo: Enóloga Paloma Soto Mayordomo

Eso han debido pensar en la Escuela Europea del vino para ofrecernos este interesante maridaje de hoy, o simplemente, esperando ya de sus alumnos una fructífera formación, les proponen un juego: siete quesos y ocho vinos, encontremos la pareja perfecta.

De los maridajes se dice que existen por complementación, por contraste, otras veces por el lugar en el que te encuentras (regionales) o pueden estar marcados por una determinada ocasión, y la ocasión de hoy bien merece aceptar el reto y jugar, así que juguemos.

Ante nosotros siete quesos, de diferentes lugares y diferentes estilos, y nosotros dispuestos a probar el maridaje con ocho vinos también variados.

Empezamos por  un queso artesanal de leche cruda de vaca originario de Bérgamo, Italia, es un Taleggio D.O.P.  elaborado por Casa Arrigoni , con un afinado de 60 días y para el que elegimos como primer vino Pilas Bonas 2017, un coupage de Chardonnay y Sauvignon Blanc perteneciente a la D.O.P Pago Casa del Blanco. Los armonizamos por la juventud de ambos y probamos. El aroma del queso recuerda claramente a la mantequilla, muy lácteo, con ciertos toques herbales y a pasto, con una textura en boca algo arenosa que se rompe en grumos. El vino es muy elegante en nariz recordando toques típicos de las variedades como el pasto recién cortado, algunas frutas cítricas y tropicales, con una buena acidez que nos augura un buen casamiento con el vino. Al probarlos, el queso hace que se potencien en el vino los aromas retronasales que recuerdan a la manzana. El vino hace que se nos pierda un poco el queso, por ello, lo probamos con el siguiente vino.

Se trata de un vino espumoso de la bodega Encina Blanca, situada en nuestra vecina Alburquerque y que nos sorprende con una mejor armonía con el queso Taleggio. La cremosidad del queso se ve muy potenciada por la frescura que aporta la burbuja, saliendo el sabor umami que deja paso sin molestar a los aromas tostados y de manzana del vino. Sin duda, con este maridaje ganamos todos.

Continuamos con el queso El Abuelo Ruperto, un queso ecológico de leche cruda de oveja originario de Murcia, con un afinado entre 6 y 8 meses. Es un cremosito de pasta blanda y que probaremos primero sin la corteza y después con ella. Lo maridamos con el primer vino, el Pilas Bonas. La acidez del vino hace que la cremosidad del queso sea ligera, no se hace nada pastosa la sensación en boca, elevándose mucho los aromas en la retronasal que recuerdan a frutos secos. Este maridaje por similitud ha resultado ser mejor que el primero.

Subimos ahora la edad del queso y probamos Comté Reserva de 24 meses de afinado, un queso artesano de leche cruda de vaca, originario de Franco Condado y Ródano-Alpes, elaborado por Fromagerie Marcel Petite. Y lo hemos elegido porque queremos maridarlo con un fino de Jerez, concretamente con Fino Capataz Solera de la Casa de la firma Alvear. Pensamos que este maridaje puede ser espectacular y no nos defrauda. El potente aroma del queso y su rugosidad en boca, se ven potenciados por la solera de este fino potente, más evolucionado que los finos de referencia, por el color podría confundirnos con otro tipo de vinos de crianza biológica y oxidativa, pero no, sus aromas punzantes y delicados recuerdan a las almendras tostadas, masa fresca de pan, dejando una agradable sensación de frescor en la boca que suaviza la robustez del queso. Sencillamente, espectacular.

Llega el momento de los experimentos. Ante nosotros un Sake, bebida milenaria de Japón, Rashomon. Su aroma típico a flores blancas y algo de frutas, recuerda también al hongo koji-kin con el que lo fermentan y en boca un toque dulce. Lo probamos con la mini torta de Trujillo La Retorta de Finca Pascualete. Es un queso de leche cruda de oveja prensado a mano y elaborado a la manera tradicional. Sorprende de este inusual maridaje como el contraste del amargor de la torta desaparece dando paso a una sensación más dulce. Aparece el sabor umami, salivamos más y a pesar de ser dos productos de gran untuosidad, no se suman para dar una sensación empalagosa, sino todo lo contrario, respetando sus propias armonías y equilibrios.

Viajamos ahora a Menorca. De allí el queso Mahón-Menorca D.O.P. de Finca Son Vives. De leche cruda de vacas menorquinas y frisonas, con un afinado de 9 meses tiene marcados aromas a mantequilla. En la boca la sal está muy integrada ya que utilizan para su elaboración flor de sal. Lo maridamos con el primer vino blanco que probamos, Pilas Bonas 2017 de Pago Casa del Blanco, pero la elegancia y sutileza del vino no aguanta en boca la potencia del queso. Probamos con el primer tinto de la tarde, un coupage de Merlot, Tempranillo y Petit Verdot de Pago Casa del Blanco, un Quixote 2010. A pesar de tener aromas a vainillas muy atractivos y tener unos potentes taninos aún, la potencia del queso es tal que el vino en la boca casi desaparece. Lo probamos con un vino tinto uruguayo, Tannat 2013, de la bodega Pisano, muy potente sus sabores en boca, gran estructura y con marcados aromas a vainilla, peladillas incluso almendras tostadas. Este es el maridaje perfecto, queso Mahón-Menorca con Tannat de Uruguay.

El final del camino se iba acercando y aún quedaban dos quesos con los que debíamos jugar. El Mama Cabra y un Stilton Shropshine Blue. El primero es un queso ecológico azul, elaborado con leche cruda de cabra de manera totalmente artesanal, en Bodonal de la Sierra, Extremadura por la empresa Mama Cabra. Muy intenso en boca y de textura arenosa lo probamos con un vino rosado Encina Blanca de Alburquerque. Su marcado carácter abocado hace que el sabor del queso se potencie siendo también interesante el juego de colores entre el azul del queso y el frambuesa del vino. Ha resultado ser un curioso maridaje en el que el vino adquiere un gran protagonismo.

Probamos este queso con un Oporto, Tawny de 10 años de la bodega Burmester. El queso expresa ahora sus notas terrosas de manera fantástica, y el picor del queso aumenta considerablemente.

Y con este maravilloso vino cerramos el viaje maridándolo con el Stilton Shropshine Blue, queso artesano de leche cruda de vaca de origen Inglés, elaborado por Cropwel Bishop Creamery. El queso hace que aumenten las almendras del vino ayudando éste a repartir en la boca la grasa del queso, curiosamente es un maridaje que sorprende por aumentar la frescura de ambos participantes.

Para cerrar la velada probamos el Oporto con el primer queso, el italiano Taleggio, y el Stilto inglés con el Tannat de Uruguay.

Fue un broche de oro al fantástico viaje de esa tarde, y sin duda todos podíamos afirmar que: “Con buen queso y mejor vino, más corto se hace el camino”

Firmado: Enóloga Paloma Soto Mayordomo

Resumir los vinos de América del Sur, es algo muy complicado, tanto por su extensión como por su tipicidad. Sin embargo, en la Escuela Europea del vino hemos intentado abordar las regiones más importantes: México, Brasil, Uruguay, Perú, Chile y Argentina. Para ello hemos contado con la experiencia de Piedad Fernández, Julia Marín e Inmaculada Talaverano.

Comenzamos la cata en Chile con un Cabernet Sauvignon Rosado de Santa Digna del Valle Central de la Bodega de Miguel Torres del año 2016. Un vino limpio de color cereza, nos embriaga con notas de fresa, cereza y pimiento maduro, característico de la variedad. Abocado, con acidez media y alcohol integrado, termina con un final untuoso y elegante. Maridaría con pasta fresca, risotto de verduras y carnes blancas.

Continuamos en la misma bodega, pero en este caso con un Cabernet Sauvignon Tinto de Las Mulas, también del Valle Central del año 2015. Un vino de color rojo granate, con capa media alta, nos sorprende con aromas a confitura de pimientos y frutos rojos como aromas primarios, y tostados, café, chocolate y un ligero recuerdo a cuero como aromas terciarios. En boca encontramos una acidez media, cálido y con taninos elegantes y redondos que conforman una buena estructura en boca y una persistencia media alta. Sería ideal para acompañarlo con carnes rojas, empanadas y parrilladas.

Chile no se entendería sin una de sus variedades estrella, la Carménère. Variedad de origen francés, confundida mucho tiempo con la Merlot, con un magnifico potencial y características inigualables al ser cultivada entre cordilleras, así la Región de Colchagua, es una de las mejores para la producción de esta uva. Koyle Royale de Colchagua Alto, del año 2013, esta elaborado con 85 % Carménère, 8% Cabernet Franc, 7% Petit Verdot. Se trata de un vino de color rojo granate con ribete purpura y capa media alta. En nariz aromas a pimentón ahumado y frutas negras maduras, le siguen aromas especiados, cacao y tabaco. Con una acidez media alta, ligero amargor, con presencia de alcohol pero muy integrado en el conjunto. Los taninos son sedosos, con un final largo y persistente que se ve influenciado por la adición de Petit Verdot a la mezcla final. Podría acompañar a carnes a la brasa o con gastronomía chilena como el pastel de choclo o la cazuela.

Nos vamos al otro lado de la cordillera de los Andes, para aterrizar en Mendoza, y si queremos encontrar los mejores Malbec de Argentina, deberíamos conocer Lujan de Cuyo. Comenzamos con un Malbec Estate Premium Alta Vita del año 2014, fruto de los viñedos a más de 1000 metros sobre el nivel del mar. De color rojo con reflejos rubí. Es intenso en nariz, con aromas a frutas rojas maduras, como ciruela, y especias, chocolate, ahumado. Entrada en boca muy especiada, de acidez media, con un tanino redondo, sedoso, posee una gran estructura y persistencia.

Seguimos con otro Malbec de la apelación de Lujan de Cuyo de Vina Cobos, llamado Bramare del año 2012. El color es rojo con reflejos púrpuras. Tiene un aroma intenso a pimienta, clavo de olor, canela y otras especias, combinado con frutas negras madura, toques de rosas y mentolados. En boca se vuelven a ver especias, con taninos firmes, redondos y masticables, muy equilibrado con un final persistente. Tanto este Malbec como el anterior, son ideales para carnes asadas argentinas.

Un último vino del Valle de Guadalupe de la Baja California en México, no nos deja indiferentes, de la variedad Nebbiolo, de la Casa Magoni del año 2014. Un vino de color rojo rubí con ribetes purpura y capa media. Aromas primarios a florales, rosa y violeta, y miel, dejan paso a sutiles aromas terciarios de especias y tabaco. En boca nos sorprende una estupenda mineralidad de influencia oceánica, con un tanino muy suave y persistencia media. Acompañaría con carnes y quesos maduros.

Terminamos la cata de hoy, volviendo a Chile con un Pisco Alto del Carmen Reservado de 40 º. Este pisco es elaborado con uva Moscatel provenientes de los valles de Huasco, Elqui y Limarí. Presenta con un color amarillo dorado, con aromas muy intensos donde sobresalen flores y frutas licorosas, y debido a su crianza, también encontramos notas a almendra garrapiñada y vainilla. Un destilado que con sus 40 º de alcohol, en boca es muy sedoso y aterciopelado con notas dulces al final.

Firmado: Enóloga Inmaculada Talaverano

 

Alemania, Austria y Hungría son países que muestran una amplia diversidad en vinos en función de las distintas regiones, uvas y tipos de elaboración. En esta ocasión nos explican estos maravillosos vinos Carmen de Aguirre y Piedad Fernandez. 

Comenzamos en Austria con el vino de la variedad Grüner Veltliner del año 2017 de la zona de Niederösterreich (Baja Austria) del productor Winzer Krems. Es un vino limpio, brillante y de color amarillo con tonalidades verdosas. Tiene una intensidad aromática media, con aromas primarios de fruta blanca coma la manzana y pera junto con la fruta tropical. En boca es seco, con acidez media con un ligero crispy y picante al final, lo que amplifica su persistencia en boca. Podría maridar perfectamente con ensaladas, pescado con salsa suave o bien con platos típicos austriacos como el Wiener Schnitzel.

El vino Oremus Mandolás es un Tokaji Dry de Tempos de Vega Sicilia del año 2015 de la variedad Furmint de Hungria. Es un vino de color amarillo limón, con aromas primarios a flores, frutas y empireumáticos, también se aprecian aromas terciarios de fermentación en barrica nueva, lo que nos aporta tabaco, frutos secos y tostados ligeros. Con una acidez media, ligeramente tánico y amargo al final, que marca una persistencia media alta. Armonizaría con pescados grasos y puede guardarse al menos tres años más, en función de las condiciones de guarda.

La bodega de Schloss Johannisberg elabora el vino de la variedad Riesling de la zona de Rheingau en Alemania, catamos la añada 2011. Tiene un color amarillo con tonalidad dorada. Presenta una intensidad aromática media alta con notas florales, miel, empireumáticos, albaricoque y hierbabuena. Es un vino semiseco, de acidez media, con el alcohol integrado y gran complejidad en boca. Podría aromonizar con un aves, comida picante, quesos potentes, pero también con postes cítricos.

El vino tinto de la cata de hoy es elaborado en Austria por Winzer Krems con la variedad Blauer Zweigelt de la región de St. Severin del año 2016. Se aprecia un color rojo rubí y una capa media. La intensidad aromática es media donde predominan los aromas primarios a ciruela y cereza. En boca presenta una astringencia aterciopelada y acidez media, que se engloban proporcionando un adecuado equilibrio. Armonizaría perfectamente con con carnes a la brasa ligeramente grasas.

El vino Fritz Haag 2016, Brauneber Juffer Riesling Auslese de Alemania se trata de cosecha seleccionada para vinos de guarda.  De color amarillo acerado, con una gran complejidad de aromas primarios, entre los que destacan el de manzana asada, fruta madura, albaricoque, lichi y bizcocho de naranja. En boca es dulce pero a la vez con una elevada acidez que invita a seguir bebiendo, en definitiva muy equilibrado. Maridaría adecuadamente con foie, comidas picantes o postres.

El vino Sweet Szamorodni del año 2011 de Chateau Megyer es un vino de Hungria el cual se ha elaborado con uvas con podredumbre noble. El vino muestra un bonito color amrillo dorado, con aromas a frutas muy maduras, pera asada, compotas, mineral, mieles, orejones, pasas. En boca tiene una acidez refrescante siendo dulce, con cuerpo envolvente y persistente. Se puede recomendar maridarlo con postres ligeros como tarta de queso o limón, pero también con aves como el pavo relleno o el pato.

Finalizamos la cata con un Château Dereszla, un vino Tokaji de Hungria del año 2000. Este vino tiene 3 puttonyos es decir que se le han añadido 3 cestas de uva botritizada o aszú a cada barril de 136 litros para elaborar este vino. Se trata de un vino de color ambar, con aromas a fruta muy madura, miel, mermeladas y notas finales tostadas. Glicérico e intenso en boca, con un paso dulce y ligera acidez al final. Un vino que maridaría con postres elaborados con frutas, quesos azules o para tomar como aperitivo.

Firmado: Enóloga Inma Talaverano

Comenzamos con vinos elaborados en el hemisferio sur. Es difícil creer que Nueva Zelanda y Australia fueron de las últimas zonas en  incorporarse a las grandes regiones mundiales del vino, y aun así su tapón de rosca está presente en todos los mercados. Por otro lado, Sudáfrica con más de 350 años de historia vitivinícola que ha pasando por números altibajos ligados al contexto político y social, pero hoy el vino sudafricano gana consideración internacional. Llamados vinos del “Nuevo Mundo” nos ofrecen productos excepcionales y nuevas opciones que sin duda ampliarán nuestro paladar.

Comenzamos la cata con Nueva Zelanda, uno de los vinos más conocidos es Cloudy Bay (2016) de la región de Marlborough de la variedad Sauvignon Blanc. Un vino de un color limpio, capa baja, verde limón. Muy intenso aromáticamente, fruta tropical madura y herbal. Un vino seco, con acidez marcada pero integrada en sus casi 14º de alcohol.

Continuamos con Australia, un Yellow Tail de la variedad Moscato un vino de 7,5 º de alcohol. Limpio de capa alta y color amarillo limón. Fruta de la pasión y melón maduro, miel y flores blancas. Vino semidulce, con ligera acidez y muy fácil de beber.

Seguimos en Australia con Yalimba un vino de la variedad Chardonnay de Eden Valley en el Sur de Australia del 2004. Con un color amarillo dorado, aromas de manzana asada, vainilla, torrefacto, chocolate blanco, miel y jengibre, en boca encontramos frutos secos como avellanas y pistacho, con acidez presente después de 14 años, largo e integrado.

Comenzamos con los tintos y catamos un Shiraz de 2013 de clima frío de la zona de Orange, sur-oeste de Australia. Climbing es un vino de capa alta, color rojo rubí, una intensidad aromática pronunciada, con frutos negros como grosella, mora, ciruela madura. En boca encontramos un vino con azúcar residual, acidez media, alcohol alto, tanino medio alto pero sedoso y maduro, con una persistencia media.

Otro Shiraz de la zona sur de Australia, Beresford 2011. Con un color teja, con una intensidad aromática media alta, notas muy especiadas. Seco, acidez media, cálido, tánico secante y persistente.

Terminamos la cata con Lyngrove un coupage de Shiraz y Pinotage del 2011, de la región de Stellenbosch de Sudáfrica. Color granate con capa alta, intensidad aromática media alta, con aromas a fruta negra madura, torrefacto y café, con una tanicidad media pero secante, cálido y rustico.

Concluida la cata podemos decir que encontramos vinos muy interesantes, que se adaptan a todos los bolsillos y que no nos dejan de sorprender.

Firmado: Enóloga Inma Talaverano

Esta semana en la Escuela Europea del Vino nos invita a viajar por Francia. Un país  cuya diversidad geográfica y climática lo hace único. La riqueza enológica de Francia nos ofrece desde blancos ligeros con personalidad hasta tintos aterciopelados y aromáticamente únicos.

De la mano de la Enóloga Carmen de Aguirre, directora general de la Escuela Europea, han tenido el placer de degustar vinos producidos en las regiones de Alsace, Champagne, Bourgogne, Cotê du Rhône, Val del Loire o Bordeaux, siendo esta una buena representación de los vinos de este paraíso vitícola.

Comenzando por los blancos, Domaine Kientzler presenta su vino de variedad Gewurztraminer año 2015 de la región de Alsace. El vino de color amarillo acerado, limpio y con algún recto de carbónico residual. En nariz nos sorprende con unos aromas a lichi y maracuyá más intensos y flores blancas como la rosa de intensidad media y ciertos recuerdos minerales. En  boca presenta algo de azúcar residual, interpretándose como un vino casi seco, es cálido y presenta acidez media, lo que le da longitud y vivacidad. Un vino que no se debe esperar más para beberlo y puede ser armonizado con cualquier embutido de Alsacia.

Château Fuissé – Saint-Véran con su variedad Chardonnay año 2010 de la región de Bourgogne. El vino tiene un color amarillo dorado y esta limpio, presenta en nariz aromas primarios como flores y vegetales característicos de zonas frías, aromas secundarios lacteados y aromas terciarios como tabaco y frutos secos de la crianza, pero ligeramente oxidado. En boca se percibe como un vino seco de acidez media-alta y persistencia media. Un vino que debería haberse bebido ya, pero que si imaginamos con que podríamos armonizarlo, hubiera sido un vino ideal para acompañar a los caracoles con perejil, ancas de ranas o quiches, platos típicos de la gastronomía de la región.

Domanine Pascal Jolivet nos presenta el vino Pouilly-Fussé de la variedad Sauvignon Blanc del año 2000 procedente del Val del Loire. Este vino con 18 años presenta un colór amarillo dorado de gran intensidad. En nariz, después de un poco de aireación, nos atrapan sus aromas terciarios bien estructurados y conservados, entre los que destacan los frutos secos, madera, ahumado y tostados. En boca es seco y mantiene aún una sorprendente acidez media-alta, ligera astringencia y buena estructura en boca. En retronasal vuelven a salir los aromas terciarios y presenta una persistencia media-alta. Un vino para maridar perfectamente con gambas, vieiras, ostras o quesos de cabra cremosos.

Terminando con los blancos, el vino espumoso Moët & Chandon Brut Imperial elaborado en Champagne con las variedades Pinot noir, Pinot Meunier y Chardonnay. El vino tiene una burbuja fina y elegante con un color amarillo pálido. Sobresalen los aromas a bollería, confitería, fruta madura, y manzana asada con una intensidad media.

En boca es un vino seco, donde encontramos frescura y ligereza. En retronasal vuelven a aparecer la fruta madura y la panadería. Percibimos una persistencia media y equilibrado. Marida muy bien con jamón ibérico, mariscos o sushi.

Continuamos con los vinos tintos de la cata, y aunque no era lo esperado, encontramos algún defecto, lo que aprovechamos para aprender, ya que son en contadas ocasiones cuando se encuentran, y un sommelier profesional debe conocer y detectar a la perfección. Cabe destacar que si estos vinos se hubieran consumido antes, no nos cabe duda que hubieran presentado muchas características positivas.

Dourthe – La grande cuvée – Graves del año 2004 es un ensamblaje de las uvas Cabernet Sauvignon  (60 %) y Merlot (40 %) propias de la región de Bordeaux. El color del vino es rojo teja. En nariz se presenta un olor a moho como defecto destacable, aunque se puede apreciar algún vegetal de la variedad. El boca se vuelve a distinguir este sabor a moho, con una baja acidez y desequilibrado.

Chateauneuf du Pape Les Cèdres del año 2001 es un vino elaboradocon las uvas 70% Garnacha, 15% Cinsault, 10% Syrah y 5% Mourvedre de la región de Côte du Rhône. El color es rojo teja y presenta material colorante en suspensión. En fase olfativa aparece un olor a cuero de gran intensidad y olores a vegetales cocidos. En fase gustativa se perciben los mismos sabores que en nariz y se encuentra desequilibrado.

Château de Chamirey – Mercurey  del año 1999 es un vino monovarietal de Pinot Noir de Bourgonge.  Color rojo caoba y evolucionado. En nariz aparece un olor a cuadra o animal combinado con el de pegamento. En fase gustativa se perciben los mismos sabores que en nariz con una acidez propia de volátil alta y desequilibrado.

Concluida la degustación descubrimos una amplia variabilidad de vinos a lo largo y ancho del país que no nos deja indiferentes. Muy interesante el Pouilly-Fumé de 18 años y los tintos muy constructivos para nuestro aprendizaje.

Enóloga Inma Talaverano

 

 

 

 

Cómo iba a saber esta pacense que el vino sería su forma de vida. Su historia es la de alguien que descubre tardíamente su vocación, pero cuando al fin sabe a qué se quiere dedicar no duda y pone todas sus energías en ello. Carmen de Aguirre Márquez de Prado (Badajoz, 1978) estudió Biología en la Universidad de Extremadura, pero en poco tiempo empezó a seleccionar la uva tinta para hacer el mítico Dom Perignon rosado. Después se fue al otro lado del Atlántico y montó su propia escuela de vino en un país como Costa Rica sin apenas tradición y donde los enólogos se cuentan con los dedos de una mano. Leer más