Eso han debido pensar en la Escuela Europea del vino para ofrecernos este interesante maridaje de hoy, o simplemente, esperando ya de sus alumnos una fructífera formación, les proponen un juego: siete quesos y ocho vinos, encontremos la pareja perfecta.

De los maridajes se dice que existen por complementación, por contraste, otras veces por el lugar en el que te encuentras (regionales) o pueden estar marcados por una determinada ocasión, y la ocasión de hoy bien merece aceptar el reto y jugar, así que juguemos.

Ante nosotros siete quesos, de diferentes lugares y diferentes estilos, y nosotros dispuestos a probar el maridaje con ocho vinos también variados.

Empezamos por  un queso artesanal de leche cruda de vaca originario de Bérgamo, Italia, es un Taleggio D.O.P.  elaborado por Casa Arrigoni , con un afinado de 60 días y para el que elegimos como primer vino Pilas Bonas 2017, un coupage de Chardonnay y Sauvignon Blanc perteneciente a la D.O.P Pago Casa del Blanco. Los armonizamos por la juventud de ambos y probamos. El aroma del queso recuerda claramente a la mantequilla, muy lácteo, con ciertos toques herbales y a pasto, con una textura en boca algo arenosa que se rompe en grumos. El vino es muy elegante en nariz recordando toques típicos de las variedades como el pasto recién cortado, algunas frutas cítricas y tropicales, con una buena acidez que nos augura un buen casamiento con el vino. Al probarlos, el queso hace que se potencien en el vino los aromas retronasales que recuerdan a la manzana. El vino hace que se nos pierda un poco el queso, por ello, lo probamos con el siguiente vino.

Se trata de un vino espumoso de la bodega Encina Blanca, situada en nuestra vecina Alburquerque y que nos sorprende con una mejor armonía con el queso Taleggio. La cremosidad del queso se ve muy potenciada por la frescura que aporta la burbuja, saliendo el sabor umami que deja paso sin molestar a los aromas tostados y de manzana del vino. Sin duda, con este maridaje ganamos todos.

Continuamos con el queso El Abuelo Ruperto, un queso ecológico de leche cruda de oveja originario de Murcia, con un afinado entre 6 y 8 meses. Es un cremosito de pasta blanda y que probaremos primero sin la corteza y después con ella. Lo maridamos con el primer vino, el Pilas Bonas. La acidez del vino hace que la cremosidad del queso sea ligera, no se hace nada pastosa la sensación en boca, elevándose mucho los aromas en la retronasal que recuerdan a frutos secos. Este maridaje por similitud ha resultado ser mejor que el primero.

Subimos ahora la edad del queso y probamos Comté Reserva de 24 meses de afinado, un queso artesano de leche cruda de vaca, originario de Franco Condado y Ródano-Alpes, elaborado por Fromagerie Marcel Petite. Y lo hemos elegido porque queremos maridarlo con un fino de Jerez, concretamente con Fino Capataz Solera de la Casa de la firma Alvear. Pensamos que este maridaje puede ser espectacular y no nos defrauda. El potente aroma del queso y su rugosidad en boca, se ven potenciados por la solera de este fino potente, más evolucionado que los finos de referencia, por el color podría confundirnos con otro tipo de vinos de crianza biológica y oxidativa, pero no, sus aromas punzantes y delicados recuerdan a las almendras tostadas, masa fresca de pan, dejando una agradable sensación de frescor en la boca que suaviza la robustez del queso. Sencillamente, espectacular.

Llega el momento de los experimentos. Ante nosotros un Sake, bebida milenaria de Japón, Rashomon. Su aroma típico a flores blancas y algo de frutas, recuerda también al hongo koji-kin con el que lo fermentan y en boca un toque dulce. Lo probamos con la mini torta de Trujillo La Retorta de Finca Pascualete. Es un queso de leche cruda de oveja prensado a mano y elaborado a la manera tradicional. Sorprende de este inusual maridaje como el contraste del amargor de la torta desaparece dando paso a una sensación más dulce. Aparece el sabor umami, salivamos más y a pesar de ser dos productos de gran untuosidad, no se suman para dar una sensación empalagosa, sino todo lo contrario, respetando sus propias armonías y equilibrios.

Viajamos ahora a Menorca. De allí el queso Mahón-Menorca D.O.P. de Finca Son Vives. De leche cruda de vacas menorquinas y frisonas, con un afinado de 9 meses tiene marcados aromas a mantequilla. En la boca la sal está muy integrada ya que utilizan para su elaboración flor de sal. Lo maridamos con el primer vino blanco que probamos, Pilas Bonas 2017 de Pago Casa del Blanco, pero la elegancia y sutileza del vino no aguanta en boca la potencia del queso. Probamos con el primer tinto de la tarde, un coupage de Merlot, Tempranillo y Petit Verdot de Pago Casa del Blanco, un Quixote 2010. A pesar de tener aromas a vainillas muy atractivos y tener unos potentes taninos aún, la potencia del queso es tal que el vino en la boca casi desaparece. Lo probamos con un vino tinto uruguayo, Tannat 2013, de la bodega Pisano, muy potente sus sabores en boca, gran estructura y con marcados aromas a vainilla, peladillas incluso almendras tostadas. Este es el maridaje perfecto, queso Mahón-Menorca con Tannat de Uruguay.

El final del camino se iba acercando y aún quedaban dos quesos con los que debíamos jugar. El Mama Cabra y un Stilton Shropshine Blue. El primero es un queso ecológico azul, elaborado con leche cruda de cabra de manera totalmente artesanal, en Bodonal de la Sierra, Extremadura por la empresa Mama Cabra. Muy intenso en boca y de textura arenosa lo probamos con un vino rosado Encina Blanca de Alburquerque. Su marcado carácter abocado hace que el sabor del queso se potencie siendo también interesante el juego de colores entre el azul del queso y el frambuesa del vino. Ha resultado ser un curioso maridaje en el que el vino adquiere un gran protagonismo.

Probamos este queso con un Oporto, Tawny de 10 años de la bodega Burmester. El queso expresa ahora sus notas terrosas de manera fantástica, y el picor del queso aumenta considerablemente.

Y con este maravilloso vino cerramos el viaje maridándolo con el Stilton Shropshine Blue, queso artesano de leche cruda de vaca de origen Inglés, elaborado por Cropwel Bishop Creamery. El queso hace que aumenten las almendras del vino ayudando éste a repartir en la boca la grasa del queso, curiosamente es un maridaje que sorprende por aumentar la frescura de ambos participantes.

Para cerrar la velada probamos el Oporto con el primer queso, el italiano Taleggio, y el Stilto inglés con el Tannat de Uruguay.

Fue un broche de oro al fantástico viaje de esa tarde, y sin duda todos podíamos afirmar que: “Con buen queso y mejor vino, más corto se hace el camino”

Firmado: Enóloga Paloma Soto Mayordomo

Saber diferenciar un Brandy de Jerez de un Armagnac o de un Coñac es una de las competencias que los Sommelier que se forman en la Escuela Europea del vino deben alcanzar. Piedad Fernández nos explica la teoría y la práctica.

Con una buena representación de destilados, para conocer las características sensoriales de estas bebidas, comenzamos…

Rives Premiun Tridestilada Special es una Ginebra de estilo holandés elaborada en España. Totalmente transparente y brillante, con aromas limpios, donde destaca el enebro, los cítricos, el regaliz y las almendras tostadas. En boca tiene un sabor potente, pero ligeramente dulce con una terminación suave.

Seguimos con otra ginebra, Bombay Original London Dry Gin de Inglaterra con un color transparente, notas a enebro, grano y almendra natural. En boca es una ginebra que tiene cuerpo y es estructurada y con botánicos equilibrados.

Cámbianos de destilado, Ron Botran Añejo 8 Años originario de Guatemala. Este Ron está elaborado a partir de una mezcla de rones de entre 4 y 8 años, criados por el sistema de soleras. Su color es ámbar con un matiz caoba, en nariz se percibe una intensidad alta con aromas a tostado, tabaco, vainilla, caramelo y frutos secos como la almendra. En boca es un ron suave, con una entrada fácil y sabores propio del envejecimiento en barrica, equilibrado y armonioso.

Nos trasladamos a Francia con el Cognac Remy Martin VSOP. Se trata de un Fine Champagne Cognac, con un 55% Grande Champagne y un 45% Petite Champagne. Sus siglas VSOP, significan “Very Special Old Product”. Tiene un color castaño con matiz yodado. En nariz se perciben frutas deshidratadas, pasas, caramelo, cacao y almendra tostada. Su crianza en barrica de roble francés esta muy bien integrada tanto en nariz como en boca, donde se encuentran sabores ligeramente dulces, donde vuelve a aparecer la almendra en este caso garrapiñada. Un coñac envejecido más de 20 años que combina una buena estructura, redondez y una textura sedosa.

Regresamos a España para catar un Brandy de Jerez Conde de Osborne del Puerto de Santa María. De color castaño con matices caoba, posee una nariz elegante con aromas a flores y pasas. En boca es suave y untuoso, donde destaca la parte tánica de la barrica y sabores balsámicos y especiados.

Volvemos a Francia para degustar un Armagnac Clés des Ducs VSOP. Se trata de un destilado de color castaño con matices caobas. Los aromas son a frutos rojos y fruta escarchada, flores secas, donde sobresalen las violetas. En boca es muy equilibrado, suave, con sabores a vainilla y madera.

Cambiamos a destilado blanco, y catamos un Vodka Absolut de Suecia. Este vodka posee un color transparente, con un aroma limpio que recuerda al cereal y los frutos secos. En boca es seco y suave.

Por ultimo un Marc de Cava El Dorado de España elaborado en Almendralejo. Se trata de un destilado obtenido a partir de los degüelles del cava. Este producto que originalmente es trasparente pasa por barrica, así su color es dorado, limpio y brillante. Con sutiles aromas a frutas y flores entremezclados con frutos secos. El paso en bocas es suave y untuoso, dejando un retrogusto a frutos secos muy agradable.

Enóloga Inmaculada Talaverano

Resumir los vinos de América del Sur, es algo muy complicado, tanto por su extensión como por su tipicidad. Sin embargo, en la Escuela Europea del vino hemos intentado abordar las regiones más importantes: México, Brasil, Uruguay, Perú, Chile y Argentina. Para ello hemos contado con la experiencia de Piedad Fernández, Julia Marín e Inmaculada Talaverano.

Comenzamos la cata en Chile con un Cabernet Sauvignon Rosado de Santa Digna del Valle Central de la Bodega de Miguel Torres del año 2016. Un vino limpio de color cereza, nos embriaga con notas de fresa, cereza y pimiento maduro, característico de la variedad. Abocado, con acidez media y alcohol integrado, termina con un final untuoso y elegante. Maridaría con pasta fresca, risotto de verduras y carnes blancas.

Continuamos en la misma bodega, pero en este caso con un Cabernet Sauvignon Tinto de Las Mulas, también del Valle Central del año 2015. Un vino de color rojo granate, con capa media alta, nos sorprende con aromas a confitura de pimientos y frutos rojos como aromas primarios, y tostados, café, chocolate y un ligero recuerdo a cuero como aromas terciarios. En boca encontramos una acidez media, cálido y con taninos elegantes y redondos que conforman una buena estructura en boca y una persistencia media alta. Sería ideal para acompañarlo con carnes rojas, empanadas y parrilladas.

Chile no se entendería sin una de sus variedades estrella, la Carménère. Variedad de origen francés, confundida mucho tiempo con la Merlot, con un magnifico potencial y características inigualables al ser cultivada entre cordilleras, así la Región de Colchagua, es una de las mejores para la producción de esta uva. Koyle Royale de Colchagua Alto, del año 2013, esta elaborado con 85 % Carménère, 8% Cabernet Franc, 7% Petit Verdot. Se trata de un vino de color rojo granate con ribete purpura y capa media alta. En nariz aromas a pimentón ahumado y frutas negras maduras, le siguen aromas especiados, cacao y tabaco. Con una acidez media alta, ligero amargor, con presencia de alcohol pero muy integrado en el conjunto. Los taninos son sedosos, con un final largo y persistente que se ve influenciado por la adición de Petit Verdot a la mezcla final. Podría acompañar a carnes a la brasa o con gastronomía chilena como el pastel de choclo o la cazuela.

Nos vamos al otro lado de la cordillera de los Andes, para aterrizar en Mendoza, y si queremos encontrar los mejores Malbec de Argentina, deberíamos conocer Lujan de Cuyo. Comenzamos con un Malbec Estate Premium Alta Vita del año 2014, fruto de los viñedos a más de 1000 metros sobre el nivel del mar. De color rojo con reflejos rubí. Es intenso en nariz, con aromas a frutas rojas maduras, como ciruela, y especias, chocolate, ahumado. Entrada en boca muy especiada, de acidez media, con un tanino redondo, sedoso, posee una gran estructura y persistencia.

Seguimos con otro Malbec de la apelación de Lujan de Cuyo de Vina Cobos, llamado Bramare del año 2012. El color es rojo con reflejos púrpuras. Tiene un aroma intenso a pimienta, clavo de olor, canela y otras especias, combinado con frutas negras madura, toques de rosas y mentolados. En boca se vuelven a ver especias, con taninos firmes, redondos y masticables, muy equilibrado con un final persistente. Tanto este Malbec como el anterior, son ideales para carnes asadas argentinas.

Un último vino del Valle de Guadalupe de la Baja California en México, no nos deja indiferentes, de la variedad Nebbiolo, de la Casa Magoni del año 2014. Un vino de color rojo rubí con ribetes purpura y capa media. Aromas primarios a florales, rosa y violeta, y miel, dejan paso a sutiles aromas terciarios de especias y tabaco. En boca nos sorprende una estupenda mineralidad de influencia oceánica, con un tanino muy suave y persistencia media. Acompañaría con carnes y quesos maduros.

Terminamos la cata de hoy, volviendo a Chile con un Pisco Alto del Carmen Reservado de 40 º. Este pisco es elaborado con uva Moscatel provenientes de los valles de Huasco, Elqui y Limarí. Presenta con un color amarillo dorado, con aromas muy intensos donde sobresalen flores y frutas licorosas, y debido a su crianza, también encontramos notas a almendra garrapiñada y vainilla. Un destilado que con sus 40 º de alcohol, en boca es muy sedoso y aterciopelado con notas dulces al final.

Firmado: Enóloga Inmaculada Talaverano

 

Alemania, Austria y Hungría son países que muestran una amplia diversidad en vinos en función de las distintas regiones, uvas y tipos de elaboración. En esta ocasión nos explican estos maravillosos vinos Carmen de Aguirre y Piedad Fernandez. 

Comenzamos en Austria con el vino de la variedad Grüner Veltliner del año 2017 de la zona de Niederösterreich (Baja Austria) del productor Winzer Krems. Es un vino limpio, brillante y de color amarillo con tonalidades verdosas. Tiene una intensidad aromática media, con aromas primarios de fruta blanca coma la manzana y pera junto con la fruta tropical. En boca es seco, con acidez media con un ligero crispy y picante al final, lo que amplifica su persistencia en boca. Podría maridar perfectamente con ensaladas, pescado con salsa suave o bien con platos típicos austriacos como el Wiener Schnitzel.

El vino Oremus Mandolás es un Tokaji Dry de Tempos de Vega Sicilia del año 2015 de la variedad Furmint de Hungria. Es un vino de color amarillo limón, con aromas primarios a flores, frutas y empireumáticos, también se aprecian aromas terciarios de fermentación en barrica nueva, lo que nos aporta tabaco, frutos secos y tostados ligeros. Con una acidez media, ligeramente tánico y amargo al final, que marca una persistencia media alta. Armonizaría con pescados grasos y puede guardarse al menos tres años más, en función de las condiciones de guarda.

La bodega de Schloss Johannisberg elabora el vino de la variedad Riesling de la zona de Rheingau en Alemania, catamos la añada 2011. Tiene un color amarillo con tonalidad dorada. Presenta una intensidad aromática media alta con notas florales, miel, empireumáticos, albaricoque y hierbabuena. Es un vino semiseco, de acidez media, con el alcohol integrado y gran complejidad en boca. Podría aromonizar con un aves, comida picante, quesos potentes, pero también con postes cítricos.

El vino tinto de la cata de hoy es elaborado en Austria por Winzer Krems con la variedad Blauer Zweigelt de la región de St. Severin del año 2016. Se aprecia un color rojo rubí y una capa media. La intensidad aromática es media donde predominan los aromas primarios a ciruela y cereza. En boca presenta una astringencia aterciopelada y acidez media, que se engloban proporcionando un adecuado equilibrio. Armonizaría perfectamente con con carnes a la brasa ligeramente grasas.

El vino Fritz Haag 2016, Brauneber Juffer Riesling Auslese de Alemania se trata de cosecha seleccionada para vinos de guarda.  De color amarillo acerado, con una gran complejidad de aromas primarios, entre los que destacan el de manzana asada, fruta madura, albaricoque, lichi y bizcocho de naranja. En boca es dulce pero a la vez con una elevada acidez que invita a seguir bebiendo, en definitiva muy equilibrado. Maridaría adecuadamente con foie, comidas picantes o postres.

El vino Sweet Szamorodni del año 2011 de Chateau Megyer es un vino de Hungria el cual se ha elaborado con uvas con podredumbre noble. El vino muestra un bonito color amrillo dorado, con aromas a frutas muy maduras, pera asada, compotas, mineral, mieles, orejones, pasas. En boca tiene una acidez refrescante siendo dulce, con cuerpo envolvente y persistente. Se puede recomendar maridarlo con postres ligeros como tarta de queso o limón, pero también con aves como el pavo relleno o el pato.

Finalizamos la cata con un Château Dereszla, un vino Tokaji de Hungria del año 2000. Este vino tiene 3 puttonyos es decir que se le han añadido 3 cestas de uva botritizada o aszú a cada barril de 136 litros para elaborar este vino. Se trata de un vino de color ambar, con aromas a fruta muy madura, miel, mermeladas y notas finales tostadas. Glicérico e intenso en boca, con un paso dulce y ligera acidez al final. Un vino que maridaría con postres elaborados con frutas, quesos azules o para tomar como aperitivo.

Firmado: Enóloga Inma Talaverano

Comenzamos con vinos elaborados en el hemisferio sur. Es difícil creer que Nueva Zelanda y Australia fueron de las últimas zonas en  incorporarse a las grandes regiones mundiales del vino, y aun así su tapón de rosca está presente en todos los mercados. Por otro lado, Sudáfrica con más de 350 años de historia vitivinícola que ha pasando por números altibajos ligados al contexto político y social, pero hoy el vino sudafricano gana consideración internacional. Llamados vinos del “Nuevo Mundo” nos ofrecen productos excepcionales y nuevas opciones que sin duda ampliarán nuestro paladar.

Comenzamos la cata con Nueva Zelanda, uno de los vinos más conocidos es Cloudy Bay (2016) de la región de Marlborough de la variedad Sauvignon Blanc. Un vino de un color limpio, capa baja, verde limón. Muy intenso aromáticamente, fruta tropical madura y herbal. Un vino seco, con acidez marcada pero integrada en sus casi 14º de alcohol.

Continuamos con Australia, un Yellow Tail de la variedad Moscato un vino de 7,5 º de alcohol. Limpio de capa alta y color amarillo limón. Fruta de la pasión y melón maduro, miel y flores blancas. Vino semidulce, con ligera acidez y muy fácil de beber.

Seguimos en Australia con Yalimba un vino de la variedad Chardonnay de Eden Valley en el Sur de Australia del 2004. Con un color amarillo dorado, aromas de manzana asada, vainilla, torrefacto, chocolate blanco, miel y jengibre, en boca encontramos frutos secos como avellanas y pistacho, con acidez presente después de 14 años, largo e integrado.

Comenzamos con los tintos y catamos un Shiraz de 2013 de clima frío de la zona de Orange, sur-oeste de Australia. Climbing es un vino de capa alta, color rojo rubí, una intensidad aromática pronunciada, con frutos negros como grosella, mora, ciruela madura. En boca encontramos un vino con azúcar residual, acidez media, alcohol alto, tanino medio alto pero sedoso y maduro, con una persistencia media.

Otro Shiraz de la zona sur de Australia, Beresford 2011. Con un color teja, con una intensidad aromática media alta, notas muy especiadas. Seco, acidez media, cálido, tánico secante y persistente.

Terminamos la cata con Lyngrove un coupage de Shiraz y Pinotage del 2011, de la región de Stellenbosch de Sudáfrica. Color granate con capa alta, intensidad aromática media alta, con aromas a fruta negra madura, torrefacto y café, con una tanicidad media pero secante, cálido y rustico.

Concluida la cata podemos decir que encontramos vinos muy interesantes, que se adaptan a todos los bolsillos y que no nos dejan de sorprender.

Firmado: Enóloga Inma Talaverano

Continuamos conociendo vinos y esta semana toca jugar en casa. España es un amplio país con diferencias edafoclimáticas muy marcadas, lo que le convierte en un lugar privilegiado para la producción de una amplia variedad de vinos. En esta ocasión nos acompaña Paco Texeido Biólogo, Enólogo, Doctor Europeo y aspirante a Master of Wine.

Galicia, Castilla y León, Murcia, Valencia, Aragón, Cataluña o La Rioja, son solo siete de las diecisiete comunidades autónomas donde se produce vino, y que hoy vamos a descubrir a través de la cata de la Escuela Europea del Vino.

Comenzamos en Galicia, con la Denominación de Origen (D.O.)  Rías Baixas y dos vinos blancos muy diferentes el de Santiago Ruiz 2016 de la subzona de O Rosal, que mezcla distintas variedades gallegas como Loureiro, Teixadura, Godello y Caiño Blanco y en mayor proporción la Albariño y el de Torre de la Moriera 2017, de la subzona de Condado do Tea, un Albariño 100%. Ambos vinos con aromas intensos, el primero se característiza por ser más cítrico y el segundo más floral y con aromas a fruta madura. Ambos con una acidez media alta y persistentes.

Saltamos a la D.O. Monterrei con el vino blanco de Mara Martín de Martin Codax 2017 de la variedad Godello, con una alta intensidad aromática, predominan las notas a manzana y pera, glicérico en boca, acidez media alta y persistente.

Adentrandonos en Galicia y llegamos a la D.O.  Ribera Sacra con un vino de Lalama 2013 de la subzona de Quiroga-Bibei. Elaborado con variedades autóctonas de la zona donde predomina la Mencía. Un vino rojo rubí, con aromas a frutos del bosques, canela, clavo y cedro, fresco en boca y tanicidad agradable.

Muy próxima a Galicia se encuentra la siguiente región vitícola, D.O. Origen Bierzo. Compartiendo variedades con su vecina, nos encontramos una Mencía diferente, así el vino Baltos de Dominio de Tares 2015 nos sorprende con un color rojo purpura, intensas notas florales, mayor tanicidad y acidez.

Seguimos en Castilla y León, descendiendo hasta Medina de las Torres, para catar el verdejo orgánico de Finca las Caraballas 2016. Un vino blanco más dorado que los anteriores, con una intensidad aromática media y notas de albaricoque, orejones y miel, acidez media baja, ligeramente alcohólico y de persistencia media.

Cruzamos la península ibérica y llegamos a la D.O. Jumilla. El vino de uva Monastrell de Juan Gil etiqueta amarilla 2016, es un vino con 4 meses en barrica que muestra un color rojo rubí de alta intensidad, con aromas a frutos negros, vainilla, coco e higo.

Seguimos en el Mediterráneo para catar un vino de la D.O. Utriel-Requena, una elegante Pinot Noir Bassus, con baja intensidad de color, aromas a fruta fresca, flores, sotobosque y un sutil especiado, una tanicidad sedosa, de acidez y cuerpo medio, muy equilibrado.

Volvemos al norte, pero en este caso a Aragón, para catar Enate Gewürztraminer 2016 de la D.O. Somontano, la zona más apropiada de España para esta cultivar esta variedad. Un blanco característico por su alta intensidad aromática a fruta tropical y lichi, con una acidez media y final envolvente.  Continuamos con una Garnacha de D.O. Calatayut de Honorio Ortega 2016 son viñedos de altitud que aportan un interesante aroma cereza licorosa envolvente en boca, de acidez y persistencia media. Seguimos con Garnacha pero en este caso de D.O. Campo de Borja, Tres picos 2016 sigue presentando aromas a cereza, combinados con mora, ciruelas y frutas pasas, el paso por madera además aporta especiados, vainilla, caramelo e incienso, con un tanino aterciopelado y  media acidez, con una retronasal muy interesante.

Nos movemos a la vecina Cataluña para catar un vino de la D.O. Montsant en el Priorat, un coupage de Garnacha y Syrah, Can Blau 2016. Un vino que destaca su nariz a fruta compotada y pasas, ligeramente tánico.

Terminamos la cata de hoy con un clásico Tempranillo Viña Arana 2006 de la D.O.Ca. Rioja, rojo teja de capa media, intensidad aromática alta principalmente de aromas terciarios como cedro, cuero, torrefacto, tabaco, pimienta, trufas y balsámicos, con un importante componente oxidativo, de acidez media alta y tanino sedoso, pulido y elegante.

Firmado: Enóloga Inma Talaverano

El viaje enológico de esta semana en la Escuela Europea del Vino sigue por Francia y nos adentra en la vecina Italia, un país reconocido por sus sabores tradicionales y la belleza de sus ciudades, y en el que puedes encontrar viñedos a cada paso que ofrecen vinos marcados por sus diferencias climáticas y la propia idiosincrasia de sus zonas. Conocer la gran diversidad de sus vinos, es a la vez, un desafío y un placer que no nos podemos perder.

Reconocer una uva Nebbiolo, un vino típico del Piamonte, o disfrutar con un Mascatto son los desafíos de la cata de hoy dirigida por la Enóloga Carmen de Aguirre, directora de la Escuela Europea del Vino. Comenzamos…

El primer vino es Santa Margherita que nos llega DOC Valdadige, de la región de Veneto. Un blanco que ya nos seduce con su claro color amarillo limón. Sorprende por su marcado carácter frutal en la nariz con aromas cítricos a pomelo, manzana verde, con una intensidad media que dan paso a sutiles toques florales al final. Con una acidez media muy bien integrada, presenta una boca fresca, recordando en los aromas retronasales a esas frutas cítricas encontradas al principio. Elaborado con la variedad típica italiana Pinot Grigio es un vino ideal para acompañar con mariscos, pescados blancos, e incluso con alguna carne blanca.

Grand Ardèche con su variedad Chardonnay año 2013 típico de la región de Bourgogne. Es un vino que tras disfrutar de su intenso color amarillo dorado, sorprende por su gran elegancia en nariz, brindando marcados aromas secundarios al principio para dar paso después a toques florales y frutas maduras como el albaricoque, piña, maracuyá, membrillo o plátano. La vainilla, coco y avellana natural continúan acentuando esta gran complejidad de aromas. En la boca se descubren sus taninos suaves, pero presentes para ser un blanco dejando una agradable sensación de astringencia que se refresca gracias a su acidez, que le permitirá seguir envejeciendo en botella al menos unos 3 o 4 años más. Ideal para acompañar un arroz con bogavante, por ejemplo.

Sin dejar la región de Bourgogne pasamos ahora a un tinto elaborado con Pinot Noir, Hautes-Côtes de Nuits 2014. De capa media-baja y con un bonito color rojo rubí, descubrimos un vino muy afrutado que recuerda a frutas rojas como las cerezas, ciruelas, grosella y sobre todo al cassis. Tras airearlo aparecen aromas lácteos y ligeros toques aportados por la crianza en madera a tabaco, vainilla y ahumados. Sus taninos en boca son ligeros, con cierta aspereza aterciopelada y un gran equilibrio entre su buena acidez y el alcohol. Para disfrutar ahora o guardar un par de años y armonizarlo con alguna carne blanca pobre en grasas, o algún pescado como el salmón o el atún.

Seguimos en Francia, Georges Duboeuf nos ofrece un Beaujolais Nouveau elaborado con la variedad Gamay típica de la región, una vid vigorosa que debido a ciertas técnicas vitícolas ofrece una uva con un alto nivel de acidez a menudo suavizada con maceración carbónica como es este caso. De un color rojo púrpura y capa media, tiene una intensidad media-alta en nariz alternando aromas primarios muy frutales con los secundarios que recuerdan al yogurt de mora o frambuesa. En boca es un vino equilibrado, con buena acidez y taninos casi redondeados. Ideal para acompañar en estos momentos con alguna carne roja poco elaborada.

De la Còte du Rhône nos llega Parallèle 45, un vino con un color rojo más evolucionado evocando ciertos toques a teja y castaño. Sus aromas juegan entre las frutas rojas maduras como la picota o ciruela y los aportados por la crianza en madera como el tabaco, canela o nuez moscada. Es un vino con una buena intensidad aromática, muy especiado. La entrada en boda es de una gran elegancia, con taninos aterciopelados y buen volumen en boca. Es un coupage de garnacha y syrah del 2012 que podría conservase hasta un par de años más. Para disfrutar con algún queso manchego semi-curado o alguna carne roja.

Volvemos a Italia con un Dolcetto D’Alba de la bodega Ceretto, elaboradores que cuidan mimosamente el viñedo. Fruto de ello es este vino de color rojo marrón oscuro, con una nariz con un marcado carácter debido a los aromas terciarios aportados por la madera y la crianza en botella. Destacan los aromas a clavo, nuez moscada, almendra tostada y ahumados de intensidad alta. En la boca sorprende su calidez y taninos aterciopelados. Con un cuerpo medio está en el momento justo para ser disfrutado, tal vez con un solomillo de cerdo.

De la gran zona vitivinícola de Bordeaux hemos catado Haussmann, un coupage de tres variedades Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc. De capa media con un bonito color rojo granate. Con una intensidad media en nariz recuerda al regaliz de palo y frutos negros, con un sutil recuerdo a ciruelas maduras y con algunos aromas terciarios como el café, tabaco y caramelo. Su boca es muy golosa recordando a la fruta madura, sus taninos son casi sedosos. Un vino muy bueno en todo su conjunto, equilibrado. Podría maridar con una carne de caza poco especiada.

Del Piamonte pudimos disfrutar Barolo 2006 de la familia Boroli. Elaborado con la variedad Nebbiolo típica de la zona. De capa media con el color rojo teja muy evolucionado. Al principio todos sus aromas son terciarios, con una gran complejidad, nuez moscada, café, tofe, algunos toques a hoja de eucalipto y aparecen al final algunos toques a higo. Un vino muy elegante y armonioso al probarlo, delicado, con sus taninos muy sedosos. Se aprecia aún su vivacidad y puede ser perfecto para maridad con carnes y quesos, incluso con algún plato con ligero picante.

Para ir cerrando catamos un vino dulce, Moscato D’Asti. Limpio y con un atractivo color amarillo dorado, casi ambarino, con una burbuja bastante grande y poco ordenada. Al acercarlo a la nariz recuerda claramente al mousse de limón, con toques de albaricoque, mango y miel. Su entrada en boca es dulce pero dejando paso a una liviana acidez que lo hace muy refrescante y fugaz. Debido al azúcar, tiene una alta viscosidad. Equilibrado, es un vino ideal para beber ahora con algún postre elaborado con frutas cítricas, no muy dulce, combinado con hojaldre o galletas

Y terminamos con un vino típico italiano, Lambrusco de la Regio Emilia. Un frizzante de color rojo con toques violáceos. Un marcado aroma a mermelada de mora y ciruelas, sin aromas secundarios ni terciarios. Lo más destacable es su explosiva entrada en boca debido a su burbuja adicionada de manera exógena. De astringencia muy liviana, el tanino queda enmascarado por sus potentes burbujas. Dulce y refrescante para combinar con una barbacoa de verdura, pasta o tapas livianas.

Enóloga Paloma Soto Mayordomo

Esta semana en la Escuela Europea del Vino nos invita a viajar por Francia. Un país  cuya diversidad geográfica y climática lo hace único. La riqueza enológica de Francia nos ofrece desde blancos ligeros con personalidad hasta tintos aterciopelados y aromáticamente únicos.

De la mano de la Enóloga Carmen de Aguirre, directora general de la Escuela Europea, han tenido el placer de degustar vinos producidos en las regiones de Alsace, Champagne, Bourgogne, Cotê du Rhône, Val del Loire o Bordeaux, siendo esta una buena representación de los vinos de este paraíso vitícola.

Comenzando por los blancos, Domaine Kientzler presenta su vino de variedad Gewurztraminer año 2015 de la región de Alsace. El vino de color amarillo acerado, limpio y con algún recto de carbónico residual. En nariz nos sorprende con unos aromas a lichi y maracuyá más intensos y flores blancas como la rosa de intensidad media y ciertos recuerdos minerales. En  boca presenta algo de azúcar residual, interpretándose como un vino casi seco, es cálido y presenta acidez media, lo que le da longitud y vivacidad. Un vino que no se debe esperar más para beberlo y puede ser armonizado con cualquier embutido de Alsacia.

Château Fuissé – Saint-Véran con su variedad Chardonnay año 2010 de la región de Bourgogne. El vino tiene un color amarillo dorado y esta limpio, presenta en nariz aromas primarios como flores y vegetales característicos de zonas frías, aromas secundarios lacteados y aromas terciarios como tabaco y frutos secos de la crianza, pero ligeramente oxidado. En boca se percibe como un vino seco de acidez media-alta y persistencia media. Un vino que debería haberse bebido ya, pero que si imaginamos con que podríamos armonizarlo, hubiera sido un vino ideal para acompañar a los caracoles con perejil, ancas de ranas o quiches, platos típicos de la gastronomía de la región.

Domanine Pascal Jolivet nos presenta el vino Pouilly-Fussé de la variedad Sauvignon Blanc del año 2000 procedente del Val del Loire. Este vino con 18 años presenta un colór amarillo dorado de gran intensidad. En nariz, después de un poco de aireación, nos atrapan sus aromas terciarios bien estructurados y conservados, entre los que destacan los frutos secos, madera, ahumado y tostados. En boca es seco y mantiene aún una sorprendente acidez media-alta, ligera astringencia y buena estructura en boca. En retronasal vuelven a salir los aromas terciarios y presenta una persistencia media-alta. Un vino para maridar perfectamente con gambas, vieiras, ostras o quesos de cabra cremosos.

Terminando con los blancos, el vino espumoso Moët & Chandon Brut Imperial elaborado en Champagne con las variedades Pinot noir, Pinot Meunier y Chardonnay. El vino tiene una burbuja fina y elegante con un color amarillo pálido. Sobresalen los aromas a bollería, confitería, fruta madura, y manzana asada con una intensidad media.

En boca es un vino seco, donde encontramos frescura y ligereza. En retronasal vuelven a aparecer la fruta madura y la panadería. Percibimos una persistencia media y equilibrado. Marida muy bien con jamón ibérico, mariscos o sushi.

Continuamos con los vinos tintos de la cata, y aunque no era lo esperado, encontramos algún defecto, lo que aprovechamos para aprender, ya que son en contadas ocasiones cuando se encuentran, y un sommelier profesional debe conocer y detectar a la perfección. Cabe destacar que si estos vinos se hubieran consumido antes, no nos cabe duda que hubieran presentado muchas características positivas.

Dourthe – La grande cuvée – Graves del año 2004 es un ensamblaje de las uvas Cabernet Sauvignon  (60 %) y Merlot (40 %) propias de la región de Bordeaux. El color del vino es rojo teja. En nariz se presenta un olor a moho como defecto destacable, aunque se puede apreciar algún vegetal de la variedad. El boca se vuelve a distinguir este sabor a moho, con una baja acidez y desequilibrado.

Chateauneuf du Pape Les Cèdres del año 2001 es un vino elaboradocon las uvas 70% Garnacha, 15% Cinsault, 10% Syrah y 5% Mourvedre de la región de Côte du Rhône. El color es rojo teja y presenta material colorante en suspensión. En fase olfativa aparece un olor a cuero de gran intensidad y olores a vegetales cocidos. En fase gustativa se perciben los mismos sabores que en nariz y se encuentra desequilibrado.

Château de Chamirey – Mercurey  del año 1999 es un vino monovarietal de Pinot Noir de Bourgonge.  Color rojo caoba y evolucionado. En nariz aparece un olor a cuadra o animal combinado con el de pegamento. En fase gustativa se perciben los mismos sabores que en nariz con una acidez propia de volátil alta y desequilibrado.

Concluida la degustación descubrimos una amplia variabilidad de vinos a lo largo y ancho del país que no nos deja indiferentes. Muy interesante el Pouilly-Fumé de 18 años y los tintos muy constructivos para nuestro aprendizaje.

Enóloga Inma Talaverano

 

 

 

 

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